Minería de altura

Quien visite Las Bambas y contemple la magnitud de lo que se ha edificado entre las montañas de los Andes peruanos, superando los innumerables desafíos que conlleva trabajar a grandes alturas, con aire enrarecido y temperaturas extremas, podrá, sin duda, hacerse una idea del esfuerzo humano y la tecnología involucrados en esta obra. Sin embargo, la historia detrás de la construcción de esta mina es aún más impresionante.

Los primeros trabajadores de Las Bambas llegaron a esta zona a finales de 2004: en ese entonces, Apurímac era una de las regiones más pobres del Perú. La primera oficina de la empresa se instaló en Challhuahuacho, un distrito de pocos habitantes que hasta 1994 no contaba con luz eléctrica ni alcantarillado; entre las formas de comercio existentes, había una ruta de arrieros que llegaban con sus llamas desde Arequipa para intercambiar higo seco u otros productos por el chuño que se producía localmente.

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Cerca de Challhuahuacho está el cerro Ferrobamba, donde se ubica el primer tajo destinado a la explotación. Es una mina “a tajo abierto”, puesto que el mineral se encuentra cerca de la superficie. Esto la diferencia de la imagen que se tiene tradicionalmente sobre cómo se realiza el trabajo minero: en un socavón, con pasajes subterráneos. Aquí, la operación es al aire libre. Los retos logísticos, sin embargo, han sido enormes. En medio de montañas, a una altura que supera fácilmente los 4.000 metros sobre el nivel del mar, la zona era de muy difícil acceso.

“Para lograr operar Las Bambas, se requiere la ejecución de obras de gran escala”, comenta Luis Rivera, exvicepresidente de Operaciones de Las Bambas. “Esto involucra, en primer lugar, la ampliación y mejora de las vías de acceso, como ha sido [el caso de] la carretera de conexión entre Espinar [provincia ubicada en la Región Cusco] y Las Bambas. Más de 240 kilómetros de una carretera que no existía como tal, que atraviesa cañones… Desde el punto de vista de la ingeniería, ha sido lo más desafiante”.

La mejora de esta carretera no ha sido la única obra realizada por Las Bambas. Gracias a varias otras mejoras en infraestructura vial en la zona, el camino de la ciudad de Cusco a la mina, que antes tomaba nueve horas y era sumamente peligroso, hoy requiere de seis horas, aproximadamente. Domingo Drago, vicepresidente de Asuntos Corporativos de Las Bambas, recuerda que la gente “caminaba o iba en mula o a caballo, y algunos pocos en bicicleta”, y que en el camino, “había muchos precipicios, muchas curvas que no tenían ninguna contención o no tenían cunetas”.

Principales hitos de la operación minera

Más aún, en ese momento, no se sabía a ciencia cierta la cantidad de mineral disponible, puesto que las exploraciones hechas por el Estado peruano (unos 7.000 metros lineales de perforación) resultaban insuficientes. Por ello, tras un proceso de conversaciones y obtención de autorizaciones con las autoridades de la comunidad de Fuerabamba, se dio inicio a una nueva etapa de exploración. Solo en 2005, se perforaron 56.000 metros lineales de montaña con el fin de tener mejores proyecciones. También en ese año, los trabajadores de Las Bambas se mudaron al área de operaciones. Se construyeron dos campamentos, uno en la comunidad de Fuerabamba, bautizado como “Pionero 1”, y otro en Chalcobamba, en la zona de Charcascocha. En estos lugares, la altura y el clima imponen sus duras condiciones: entre junio y agosto, por ejemplo, durante las “heladas”, la temperatura en un mismo día puede tener fluctuaciones de quince o incluso veinte grados centígrados. “Las personas que vienen por primera vez se tienen que quedar en Cusco durante un día, para adaptarse a la altura. Todos se tienen que hacer exámenes médicos antes de subir a la mina, conforme a nuestros estándares de seguridad y salud”, señala Gustavo Gomes, presidente de Las Bambas.Esta política, vigente desde el primer día, se aplica hasta hoy.

El campamento “Pionero 1” se levantó con módulos prefabricados de zinc aluminizado, con capacidad para unos doscientos trabajadores. Fue el primer hito arquitectónico de Las Bambas.

Como señala Domingo Drago, en total “se perforaron 350.000 metros lineales para determinar que sí había los recursos minerales necesarios que justificaran la inversión para construir una mina”. La perforación continúa hasta hoy. Con el tiempo, los modelos geológicos y las predicciones evolucionan: ahora se piensa que, además de los yacimientos de Ferrobamba, Chalcobamba y Sulfobamba, otros como Charcas y Azulccacca son también viables. Las Bambas tiene una vida proyectada de veinte años pero, en palabras de Marcelo Bastos, vicepresidente ejecutivo de Operaciones de MMG, “tenemos muy buenos indicadores de que se puede extender aún más”.

Principales hitos de la operación minera

A mediados de 2009, por las exploraciones realizadas, ya resultaba claro que Las Bambas era un proyecto viable. Un yacimiento de minerales puede tener fama centenaria, como en este caso, pero su viabilidad requiere la confluencia de condiciones geológicas, metalúrgicas y sociales. “Mientras no tenga todos estos componentes”, como afirma Luis Rivera, “un yacimiento, que puede ser el más rico del mundo, no necesariamente se transforma en una operación minera”.

El componente social se hizo visible durante todo el proceso de participación ciudadana y en la audiencia pública de julio de 2010, a la que asistieron más de 5.000 personas de distintas comunidades ante las que se presentó el EIA de Las Bambas. Dicho estudio fue posteriormente aprobado por el Estado peruano. Esta situación puede explicarse, entre otras razones, por la exigente política ambiental de la empresa. Por ejemplo, el levantamiento de la línea base ambiental (es decir, el recojo de información sobre la situación ambiental del lugar), se realizó a lo largo de veinticuatro meses continuos, aun cuando la legislación indica que se debe cubrir solo una época seca y una época húmeda, que es lo habitual.

Se puede mencionar, además, que los monitoreos de agua, que sirven para comprobar que la operación minera no contamina este importante recurso, se llevan a cabo desde el año 2005, con la participación de delegados de distintas comunidades. Desde un inicio, se organizaron talleres para explicar el trabajo que se realizaría en la zona y cuáles serían sus impactos. Muchos de los talleres se realizaron con la participación de una compañía de teatro, que explicaba el proceso utilizando títeres y música. “Era un ambiente bastante lúdico… todo era en quechua”, afirma Giovanna Huaney, superintendente de Medio Ambiente de Las Bambas. “Este proyecto trabajó muy tempranamente con las comunidades”, continúa. “Ha sido una experiencia gratificante -porque se ha pasado por todo un proceso”.

El 31 de mayo de 2012, se dio luz verde a la construcción de Las Bambas, uno de los proyectos mineros más importantes en la historia del Perú. Como muestra de la preocupación ambiental de la empresa, se trasladaron diversas especies de anfibios, reptiles y plantas a hábitats similares antes de que se iniciara la construcción, de manera que no se vieran afectadas.

La mayor parte de estas acciones se realizó en coordinación con la comunidad. Los vecinos de Las Bambas son considerados socios estratégicos de la mina, y eso se refleja también en la política laboral. De hecho, para finales de 2012, cuando se habían avanzado los trabajos de ingeniería en más de 90 por ciento, la totalidad de la mano de obra no calificada provenía de las comunidades locales. Esta cifra es importante y se ha mantenido durante toda la etapa de construcción de la mina.

Cerca de 14.000 personas trabajaban en labores de construcción y operaciones para Las Bambas en 2012; y el número aumentó aún más. “Creamos, solo en 2014, 17.356 puestos de empleo directo e indirecto”, afirma Gustavo Gomes. Existe una razón para que haya habido tantos trabajadores de la zona, como comenta Luis Rivera: “El cotabambino es una persona muy trabajadora, muy esforzada […] Una persona muy respetuosa”.

En 2012, comenzó a levantarse también el campamento principal (Campamento Anta Wasi) en el caserío de Collpapuquio. Este campamento minero tiene capacidad para albergar a más de 6.000 personas y es de los más importantes del Perú: una ciudadela en medio de las montañas, cuyos habitantes uniformados, vehículos y maquinarias se desplazan a toda hora con exactitud y precisión, como un complejo mecanismo de relojería.

Para el funcionamiento de Las Bambas, la carretera que comunica la operación minera con Espinar cumple un papel central: sin esta vía afirmada de doce metros de ancho no se hubieran podido movilizar, desde Cusco, los gigantescos equipos que requiere la mina para su funcionamiento. Dichos equipos figuran entre los más grandes del mundo. Camiones con capacidad de carga de 320 toneladas; palas eléctricas con capacidad de cucharón de 100 toneladas; dos palas hidráulicas con capacidad de balde de 60 toneladas; un cargador (récord Guinness como el “removedor de tierras más grande”) con capacidad de cucharón de 60 toneladas; y tractores que son los más grandes de su clase; todo se transportó desarmado. En palabras de Luis Rivera, “construir estos equipos gigantes involucró a fabricantes, pero también a la comunidad, a través de un proceso de entrenamiento adecuado”.

No solamente eso. Cerca de doscientos jóvenes cotabambinos, provenientes de Fuerabamba, Huancuire, Quehuira, Chila, Challhuahuacho, Haquira y Tambobamba, han sido certificados como operadores de maquinaria pesada luego de un exigente proceso de capacitación de dos años a través de programas como T´ikariy Wiñaypaq (Florece por Siempre) y Yachay Watakunapaq (Aprendiendo para el Futuro). Dependiendo del rubro, estos programas incluyen entrenamiento técnico en Lima y Arequipa, a través del centro de estudios superiores TECSUP.

Un estudio de impacto ambiental (EIA) es un estudio técnico, realizado por un equipo multidisciplinario, que busca predecir y gestionar los impactos de un proyecto sobre las personas y la naturaleza, y es reconocido a nivel internacional en el caso de proyectos de gran escala. Las Bambas se ha relacionado activamente con las comunidades de su área de influencia desde el año 2004, y las ha involucrado en diversos procesos, como el levantamiento de la línea base ambiental (2006-2008). También ha realizado monitoreos de la calidad del agua, el aire, los suelos y la flora y fauna de la zona.

 

El monitoreo constante del agua forma parte del rigor técnico y del compromiso socioambiental con las comunidades en el área de influencia.

El EIA de Las Bambas

Para lograr la aprobación de su estudio de impacto ambiental, Las Bambas, en coordinación con las autoridades, realizó un amplio proceso de participación ciudadana, que incluyó talleres para explicar el alcance del proyecto, las medidas de manejo ambiental y la importancia de un EIA, y difundió esta información por radio y otros medios de comunicación. En julio de 2010, se presentó el estudio en audiencia pública, y más de 5.000 ciudadanos del área de influencia de la mina expresaron su conformidad mediante su firma. Se logró así el llamado “consenso social” para el proyecto, y el EIA de Las Bambas se aprobó en 2011.

Cuando Las Bambas se independizó de la mina Antapaccay (Tintaya), surgió la oportunidad de reducir la huella del proyecto y optimizar el proceso. Por ello, el circuito de molibdeno y el circuito de filtros, y el almacén de concentrados, que inicialmente se iban a ubicar en el área de las antiguas minas de Tintaya (Región Cusco), ahora se encuentran dentro del área de Las Bambas, lo que hace más eficiente el manejo del recurso hídrico.

Adicionalmente, el mineroducto para el transporte de minerales fue reemplazado por un sistema bimodal que incluye transporte por carretera y ferrocarril hasta el puerto de Matarani (Región Arequipa), con el consiguiente beneficio del mejoramiento y mantenimientode la carretera, y la creación de un corredor económico a lo largo de esta nueva vía.

“Las zonas altas de la provincia de Cotabambas han sido históricamente ideales para la procreación del ganado”, sostiene el profesor Felipe Roldán. Hasta comienzos del siglo XXI, la cultura alrededor del caballo iba más allá del transporte cotidiano y abarcaba pruebas de destreza y la confección de prendas de vestir y accesorios.

 

Las modificaciones del estudio de impacto ambiental de Las Bambas fueron revisadas y aprobadas por el Ministerio de Energía y Minas (MEM), con la opinión favorable del Ministerio de Agricultura y Riego y de la Autoridad Nacional del Agua. Luego, el MEM informó de manera oportuna a las autoridades provinciales y distritales de la zona. Todas las modificaciones se realizaron con estricto respeto a los procedimientos regulatorios e involucraron una comunicación oportuna con las municipalidades y otras entidades, de acuerdo con los requerimientos legales pertinentes.

“Hubo varias evaluaciones y llegamos a las metas que nos pidieron”, cuenta Consuelo Chacaltana Cahua, quien desde el año 2014 conduce un camión de 320 toneladas de capacidad de carga. “Me pareció muy interesante; en toda la parte de la capacitación nos han apoyado bastante”, añade. En Las Bambas, es frecuente ver a mujeres ejecutando labores que el prejuicio dictaría solo para varones. Lucila Coaquira Roque, fuerabambina, pasó también por un proceso de capacitación y ahora conduce un tractor de ruedas. “Nunca pensé que iba a manejar [un equipo tan] grande… Yo nunca pensé en trabajar en una empresa”, dice. “Tengo un hijito, soy madre soltera. Soy padre y madre para él. Entonces, [ahora] yo veo más el futuro de mi hijo; tengo un sueldo para educarlo mejor. Antes yo vivía en una casa de pajita, ahora digo: ‘Estoy progresando’”.

Gracias al trabajo de personas como Consuelo y Lucila, se remueven 400.000 toneladas de material diariamente.

Como es evidente, para que las innumerables labores diarias marchen bien en Las Bambas, se necesita de energía eléctrica. En junio de 2015, se terminaron de tender 132 kilómetros de línea de 220 kilovoltios, desde la estación de Cotaruse, en la provincia de Aimaraes, Apurímac, hasta Las Bambas. Fue una tarea titánica: tomó dos años y seis meses, y en algunos puntos, la altura era superior a los 5.400 metros sobre el nivel del mar. “[Es] la topografía más agreste que uno pueda imaginarse”, anota Luis Rivera. “La más hostil desde el punto de vista del clima, porque casi toda la línea está por encima de los 4.000 metros. [El trabajo de instalación] no podía detenerse en ningún momento del año… sea invierno o verano, en las temporadas de lluvias, frío, heladas o nevadas”.

En general, todo el trabajo en Las Bambas está signado por las condiciones del entorno: día tras día, los operarios afrontan un trabajo de exigencia muy alta, muchas veces al aire libre. La oferta de los comedores, que favorece el consumo de carne y una buena alimentación, lo ejemplifica bien. Además, la naturaleza del trabajo minero requiere que los operarios residan en la mina durante varios días seguidos, según regímenes que equilibran las horas de trabajo y las de descanso. Los trabajadores de Las Bambas son hacendosos y, evidentemente, dedicados.

Las Bambas en cifras

Si 2015 fue el año de completar la infraestructura necesaria para el inicio de la extracción del mineral, 2016 corresponde al despegue: la producción esperada para el primer año de operación es de 250.000 a 300.000 toneladas de cobre en concentrado de cobre. Se calcula que Las Bambas contará con 4.000 trabajadores, y que, por cada trabajador, se crearán entre 5 y 6 puestos de trabajo indirecto. De esta forma, se consolidará una cadena de valor que involucra a unas 20.000 personas del entorno, agentes económicos impulsados directamente por la mina.

Solo en 2015, las compras locales y nacionales de Las Bambas ascendieron a 1.270 millones de dólares.

“Los primeros tres años vamos a estar minando por encima del uno por ciento de cobre en Ferrobamba”, afirma Luis Rivera. Esto quiere decir que, de cada cien toneladas procesadas, se obtendrá poco más de una tonelada de cobre. Primero hubo una etapa de verificación de equipos, sistemas y procesos, que trabajará con tonelajes pequeños. Luego, la producción se incrementará gradualmente.

Trabajar a gran altitud es ciertamente distinto, como explica Gustavo Gomes. “Hay que tener mucho cuidado, así como un protocolo de trabajo”, señala. Luis Rivera subraya la dificultad de las labores “cuando uno empieza a trabajar a las 3 o 4 de la mañana, a -10 o -12 grados centígrados, con nieve o lluvia, lodo y barro, a más de 4.200 metros sobre el nivel del mar, y con el poco oxígeno que hay a esa altura”.

En líneas muy generales, la operación de Las Bambas es como sigue: en una primera etapa, el material removido del tajo llega, a bordo de camiones, al llamado “chancador primario”. Su objetivo es reducir el tamaño de las rocas, que puede ser sumamente variable, para darles un diámetro máximo de 18 centímetros (7 pulgadas). Luego, una faja transportadora de 183 centímetros (72 pulgadas) de ancho, se encargará de llevar ese material a lo largode 5,2 kilómetros hasta la pila de acopio de material grueso. La visión de la larguísima faja avanzando por el cerro, y de la enorme arquitectura que se ha dispuesto para la explotación del mineral, resulta sobrecogedora.

El material grueso que ha sido apilado es extraído y transportado, a través de fajas, hacia la planta concentradora, donde se llevará a cabo un nuevo proceso de molienda, que involucra dos molinos semiautógenos (o molinos SAG, por sus siglas en inglés) y dos molinos de bolas: en ambos casos, se trata de estructuras cerradas que cuentan con bolas de acero en su interior. Estas bolas, “al interactuar con la roca, la van moliendo y se produce una partícula más pequeña, más fina, que decanta por el otro lado del molino”, explica Luis Rivera. Las partículas que contienen el mineral terminan con un tamaño de apenas 0,18 milímetros, similar al de la arena fina. Rivera añade que estos molinos “son los más grandes del mundo. [...] Somos la única mina en el mundo que tiene dos niveles de molienda de ese tamaño”.

A continuación, luego de pasar por los molinos, el material es dirigido a un área de “ciclones”, donde se le clasifica como fino o grueso. El material grueso vuelve al circuito de molienda y el material fino pasa a un circuito de flotación donde, mediante procesos físicos y químicos, se separan los minerales de la roca. Este producto pasa al circuito de molibdeno, donde se separa el cobre del molibdeno, y luego el concentrado de cobre pasa al circuito de filtros, donde se recupera el agua usada en el proceso. El mineral procesado va a un almacén de concentrados, desde donde se le transporta en camiones por una vía de tránsito pesado de 458 kilómetros de extensión hasta la estación Pillones, en la provincia de Caylloma, Región Arequipa.

Se calcula que Las Bambas contará con 4.000 trabajadores, y que, por cada trabajador, se crearán entre 5 y 6 puestos de trabajo indirecto. De esta forma, se consolidará una cadena de valor que involucra a unas 20.000 personas.

 

Proceso de instalación de la faja hacia los molinos semiautógenos (SAG) en mayo de 2015.

“Las Bambas va a ser la tercera o cuarta mina de cobre más grande del mundo [...] El Perú será el segundo [mayor] productor de cobre [del mundo]”.
Luis Rivera, exvicepresidente de Operaciones de Las Bambas

 

Dos líneas de molinos SAG, en trabajo conjunto y paralelo, se encargan de la molienda de 1,3 toneladas de material cada hora. Para ello, se añaden bolas de acero de unos 13 centímetros de diámetro en su interior, junto con otros elementos de molienda. El movimiento giratorio de los molinos y el efecto cascada de las bolas de acero reducen el mineral grueso y facilitan su recorrido hacia las siguientes etapas de procesamiento.

En efecto, luego de un transbordo en la estación Pillones, la producción minera de Las Bambas recorrerá un tramo adicional, hasta llegar al puerto de Matarani, en esta misma región.

Todo el proceso se lleva a cabo con una preocupación especial por el uso que se hace del agua. El enfoque de Las Bambas es claro: la operación minimizará el uso de agua fresca que se obtenga del río Challhuahuacho. Del mismo modo, el agua que entre en contacto con el área de operaciones será utilizada preferentemente para el mismo proceso minero. Con este fin, se usa un reservorio de agua, construido en la localidad de Chuspiri, para abastecer al campamento, la planta concentradora y el taller de camiones. Gracias a estas medidas de conservación, Las Bambas reutiliza el 95 por ciento del agua con la que trabaja.

La operación ha adoptado compromisos ambientales específicos, así como estándares muy altos en su Plan de Manejo de Residuos. Por ejemplo, se reciclan papeles y cartones, y se evacúan los residuos peligrosos a un relleno sanitario seguro. “Nosotros minimizamos los impactos al medio ambiente con un excelente equipo que trabaja junto con la comunidad”, señala Jorge Franco, vicepresidente de Seguridad, Salud, Medio Ambiente y Relaciones Comunitarias (o SHEC, por sus siglas en inglés) de Las Bambas. Franco añade que esto se hace “de manera transparente, mostrando cómo nuestros controles [...] [ambientales] efectivamente funcionan”.

En efecto, junto con autoridades locales y delegados ambientales, Las Bambas ha realizado monitoreos participativos de calidad de agua y de aire. Asimismo, ha participado en monitoreos participativos de calidad de agua, convocados por la Autoridad Nacional del Agua.

Principales hitos de la operación minera

Las Bambas se ha comprometido también a buscar áreas de conservación para la flora y fauna de la zona. Es muy probable que se trabaje en el cuidado de los bofedales o humedales de altura, pues son el hábitat de animales silvestres que acuden a ellos en busca de refugio, de lugares donde anidar o, desde luego, de agua.

Otro eje fundamental del trabajo de Las Bambas es el recurso humano. “En gestión humana, uno de los logros más importantes fue la obtención de la certificación ISO 9001:2008 en nuestros trece procesos de recursos humanos”, enfatiza Gustavo Gomes. Dicha certificación valida el proceso organizado y estandarizado de las actividades corporativas. Gomes subraya, también, que en 2014, se brindaron el equivalente a 109.203 horas-hombre de capacitación en materia de seguridad.

Wilson Pachas opera un minicargador. Dice que lo difícil de trabajar en Las Bambas es “más que todo el frío y levantarse tan temprano”; pero ya se acostumbró. Muchos operarios suelen levantarse a trabajar de madrugada. Wilson dice que también está habituado a usar su EPP (equipo de protección personal: casco, botas reglamentarias, lentes de protección) todo el tiempo que dura su trabajo.

De hecho, el principal valor de trabajo en Las Bambas es, precisamente, el siguiente: “Pensamos en la seguridad ante todo”. “Es claro que, en Las Bambas, la seguridad está por encima de cualquier otro valor”, afirma Jorge Franco.

El cobre

“Yo lo defino muy claramente: ‘Que regresen a sus casas en las mismas condiciones en que llegaron a trabajar’”. Marcelo Bastos lo dice de esta forma: “La seguridad es una demostración clara del respeto por la gente”. Y Juan Cari, superintendente de Comunicaciones de Las Bambas, va más allá, al afirmar que se trata más bien de “un tema que está en nuestro torrente sanguíneo”.

Rafael Cabrera, contratista originario de la Región Moquegua, comenta que, en su trabajo diario, hay varias medidas de seguridad inflexibles, como los exámenes diarios de alcoholemia. En efecto, en este punto existe cero tolerancia para los trabajadores y contratistas. Rafael menciona también la importancia de decir no a un superior si una orden determinada supone riesgos físicos para el trabajador. En esos casos, “tengo que decir ‘No puede hacerse de esa manera’ y ver la forma de solucionarlo y minimizar el riesgo”, afirma. “Uno debe cuidarse a sí mismo”.

En la operación minera, los trabajadores son los primeros en agradecer las medidas de seguridad. El vicepresidente de SHEC de Las Bambas, Jorge Franco, hace referencia a una encuesta de clima laboral de resultados contundentes: se trabaja con mayor alegría en un ambiente sin accidentes. “Hay un programa de observación de comportamiento de las personas. Existe una verificación en campo de controles de riesgos críticos y charlas de seguridad”, afirma. “Día a día, cada tarea está acompañada de un análisis de riesgos en el que todo el equipo participa”.

Esto sucede así porque la filosofía de Las Bambas abraza el trabajo en conjunto. La idea de participación se encuentra tan presente que, cuando tocó definir los valores de trabajo para MMG, fueron los propios trabajadores quienes lo hicieron.

Principales hitos de la operación minera

“Fue un proceso de abajo hacia arriba”, explica Troy Hey, gerente general ejecutivo de Relaciones con los Grupos de Interés de MMG. “No habíamos hecho una revisión completa de nuestros valores desde que la compañía se formó”, añade. “Estando Las Bambas dentro de MMG, y siendo tan importante —es el cambio más grande experimentado por la compañía—, era momento de escuchar a su gente, así como a la gente de otras operaciones, y preguntarles qué clase de compañía querían crear”.

Curiosamente, en Laos, Australia, la República Democrática del Congo y el Perú, lugares donde opera MMG, los trabajadores compartían ideas similares.

Se recogieron aportes en quechua, español, francés y laosiano, y se buscó llegar a un consenso entre trabajadores que no se conocían entre sí y operaban en distintas partes del mundo. Al final, concluye Hey, “trajimos a los líderes de cada equipo, incluyendo a los de Las Bambas, a un solo taller; y trabajamos en esos valores y los adoptamos como compañía en octubre de 2014”.

Esto es una muestra más de la integridad de Las Bambas, una mina que opera con estándares muy altos y se apoya en la capacidad de su gente; y ello se nota. Una medición realizada en el último trimestre de 2014, arrojó un 73 por ciento de satisfacción de los empleados con el clima laboral de Las Bambas.

“Nosotros estamos usando la experiencia [...] de Las Bambas para [...] [repetirla] en otras partes del mundo”, afirma Marcelo Bastos. “Estamos exportando el ejemplo de Las Bambas a las otras operaciones”. Como se ve, hay sobradas razones para hacerlo, y para mirar al futuro con entusiasmo.

Principales hitos de la operación minera

Encuentro futbolístico entre colegas en Anta Wasi, campamento principal de Las Bambas en Cotabambas. El fútbol es un deporte de gran arraigo en la zona, y se organizan partidos casi todos los fines de semana. Esta pasión cobra vida en el Club Deportivo Mina Las Bambas, que participa en la Copa Perú.

 

Las Bambas opera con estándares muy altos y se apoya en la capacidad de su gente. Una medición realizada en el último trimestre de 2014, arrojó un 73 por ciento de satisfacción de los empleados con el clima laboral de la empresa.

Los valores de Las Bambas

Hay cinco valores que se encuentran presentes de manera transversal en todas las actividades que se ejecutan día a día en la mina, y que fueron acordados y redactados en un proceso que involucró a los trabajadores de las operaciones de MMG en el mundo. Dichos valores son los siguientes:

“Pensamos en la seguridad ante todo”. El tema es amplio, e incluye la evaluación del riesgo que cada trabajador debe hacer antes de ejecutar una tarea, así como la prevención.

“Nos respetamos unos a otros” es también un valor de trabajo, y vela por la camaradería que debe existir entretodos los trabajadores, hombres y mujeres.

“Trabajamos juntos” se ejemplifica en el carácter grupal de buena parte de las decisiones que se toman, así como en el trato horizontal que se busca (la interacción en los comedores, donde tanto jefes como subordinados comparten un espacio común sin distinciones, es una buena muestra de ello).

“Nuestras palabras se traducen en hechos” se refiere al compromiso personal que asume cada trabajador en su trabajo con la empresa para cumplir con las metas previstas.

“Queremos ser mejores”, por último, es un reflejo del ánimo de superación personal y profesional que los caracteriza, y una de las razones por las que el trabajo en Las Bambas funciona de manera excepcional.

 

Trabajo en altura a las afueras del taller de camiones, donde se mantienen y reparan los enormes vehículos de la operación minera. En todas las situaciones se cumplen los requisitos de seguridad laboral y física.

Paisaje captado desde el Campamento Anta Wasi en el que un volquete con el mensaje “Observa, piensa y trabaja con seguridad” atraviesa la nevada puna andina. Dado el alto tránsito de camiones, se mojan las pistas regularmente para evitar que levanten polvo.

 

La comunicación interna

Para comunicar sus asuntos, Las Bambas publica los boletines Las Bambas Informa, para un público interno, y Las Bambas, que difunde asuntos de interés tanto internos como externos; además de los periódicos murales en los campamentos. Todos los días en Las Bambas se escucha Radio Máxima, la cual se transmite en frecuencia modulada (FM). A diferencia de Radio Surphuy —también gestionada por Las Bambas pero más orientada al ámbito externo a la mina—, Máxima tiene una programación más “citadina”, con horarios distintos para música criolla, atinoamericana, baladas o salsa. Esta radio es un canal para comunicar las noticias de la mina a los trabajadores, y para difundir campañas como el Festivalores, que busca promover los valores de trabajo en Las Bambas.

Chancador primario: cada chancador giratorio disminuye las dimensiones del mineral grueso extraído del tajo Ferrobamba, y luego lo deriva a la faja transportadora, que lo conduce a los molinos para su procesamiento.

 

“La eficiencia energética siempre es prioritaria en nuestros activos y empleamos fuentes de energía renovable cada vez que nos es posible hacerlo”.
Informe de sostenibilidad 2013 de MMG